Llevo una larga temporada de cambios de ánimo constantes. Una época de transición donde intento mejorar, trato de enfrontarme con más valentía a mi día a día y a las complicaciones que se me presentan.
Durante este tiempo he ido conociendo gente y ha habido alguna que ha conseguido de alguna manera trastocar mi mundo.
Cada una especial a su manera pero todos acabaron siendo un espejismo. Una ilusión que pensé que algo podía cambiar.
Uno en concreto me removió algo dentro de mi y pensé que era lo que necesitaba. Me hacía sentir cosas que me gustaban. Pero estaba con otra persona y al final pasó lo que tenía que pasar siguió con la otra. Y me sentí rechazada y sentí que siempre todo me salía mal y que siempre me perseguía la mala suerte. Realmente ahora mirando desde otra perspectiva no sé si fue más por orgullo, por capricho.. aunque en ese momento también lo sospechaba y a él se lo dije.. estaba en una situación mala personal y me sentí realmente mal, me dolió porque no me es fácil encapricharme de alguien y con esa persona lo hice.
Pero luego apareció alguien que me cambió totalmente mi perspectiva de las cosas. Esa sensación que tienes de saber que esta vez es diferente y que en cierta manera algo cambia dentro de ti.
A algunos os parecerá que hablo de amor, pero no es así. Nunca hay la seguridad de si en algún momento algo vaya a cambiar y se convierta en algo más profundo, más venido de dentro.
Pero no.. no hablo de amor. Hablo de un sentimiento distinto. Una igual de profundo e intenso. Sentir tal atracción hacia alguien que sientes que nunca has sentido nada igual o almenos hace mucho que no te sentías así. Va pasando el tiempo y no cambia, o si lo hace es para sentirse todavía con más fuerza. Y deseas que no acabe esta sensación, que siga así, esperando que el tiempo esté de tu parte. Solo tiene la respuesta el futuro y es algo que tendremos que descubrir por nosotros mismos y mientras saborearlo a cada instante.
Comentarios
Publicar un comentario