Ir al contenido principal

Un sentimiento distinto


Llevo una larga temporada de cambios de ánimo constantes. Una época de transición donde intento mejorar, trato de enfrontarme con más valentía a mi día a día y a las complicaciones que se me presentan.
Durante este tiempo he ido conociendo gente y ha habido alguna que ha conseguido de alguna manera trastocar mi mundo.
Cada una especial a su manera pero todos acabaron siendo un espejismo. Una ilusión que pensé que algo podía cambiar.
Uno en concreto me removió algo dentro de mi y pensé que era lo que necesitaba. Me hacía sentir cosas que me gustaban. Pero estaba con otra persona y al final pasó lo que tenía que pasar siguió con la otra. Y me sentí rechazada y sentí que siempre todo me salía mal y que siempre me perseguía la mala suerte. Realmente ahora mirando desde otra perspectiva no sé si fue más por orgullo, por capricho.. aunque en ese momento también lo sospechaba y a él se lo dije.. estaba en una situación mala personal y me sentí realmente mal, me dolió porque no me es fácil encapricharme de alguien y con esa persona lo hice.
Pero luego apareció alguien que me cambió totalmente mi perspectiva de las cosas. Esa sensación que tienes de saber que esta vez es diferente y que en cierta manera algo cambia dentro de ti.
A algunos os parecerá que hablo de amor, pero no es así. Nunca hay la seguridad de si en algún momento algo vaya a cambiar y se convierta en algo más profundo, más venido de dentro.
Pero no.. no hablo de amor. Hablo de un sentimiento distinto. Una igual de profundo e intenso. Sentir tal atracción hacia alguien que sientes que nunca has sentido nada igual o almenos hace mucho que no te sentías así. Va pasando el tiempo y no cambia, o si lo hace es para sentirse todavía con más fuerza. Y deseas que no acabe esta sensación, que siga así, esperando que el tiempo esté de tu parte. Solo tiene la respuesta el futuro y es algo que tendremos que descubrir por nosotros mismos y mientras saborearlo a cada instante.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Has de vivir

Vuelvo a escribir tras medio año desaparecida. Este artículo me ha parecido maravilloso y perfecto para esta foto. Así que aquí lo pego identificando esta imagen con estas maravillosas palabras. "Sucedió hace apenas treinta horas en una mesa frente a Gràcia, en la indescriptible sala de  Moments  —frente a nosotros, un padre con su hija ( ¿seis años? ), él le explicaba los platos, ella atendía con los ojos muy abiertos, inmensos ojos. Aislados del resto del universo, nada existía más allá de la isla que era su mesa. Nada más. Nada menos. No tengo hijas, pero sí un folio en blanco.  Aquí va una carta para ella, para ti —ojalá un día la leas: Viaja, viaja sin descanso. Viaja sola y acompañada, en familia y enamorada (no existe nada mejor) viaja con amigos y también —por qué no, con un amante, viaja en primera pero también en apestosos trenes regionales. Tienes que conocer La Mamounia y ver caer el atardecer en la terraza del Fortuny, con un Bellini en la man...

El Encuentro

Pasaron meses desde la última vez que se habían visto. Pasó la vida, las obligaciones, el cansancio. Y habían puesto distancia de por medio. Pero lo que sentían, lo que eran había quedado intacto. Se reencontraron y al verse todo afloró. Recuerdos, sentimientos, mientras se miraban a los ojos en silencio. Se notaba en el ambiente lo que había aún entre ellos y que seguramente sería para siempre. Sonríeron, rieron y empezaron a hablar. Como les había ido, como estaban. Se dijeron todo y entre historia e historia había silencios que decían todo. De vez en cuando se rozaban, notando una chispa. La mano, la pierna, el brazo. Se dijeron cuanto se habían echado de menos, incluso cuando ni siquiera se daban cuenta. Se dijeron tantas cosas que habían quedado pendientes en aquellos meses y al final no se contuvieron. Y a partir de ese momento se juraron que no se separarían más. Que estarían siempre en la vida del otro, de la manera que fuera, con sus pausas, pero sin desaparecer. Tenía qu...

MONSTRUOS INTERNOS

Hay muchos tipos de monstruos. Los de las historias de miedo. Los tipos malos. Y también están los monstruos internos. Los que empiezan siendo diminutos, microscópicos pero van creciendo poco a poco, en silencio. Hasta que llega un momento que el monstruo está pegado a nosotros como una sombra que te persigue y siempre está ahí al acecho. Cuando te hacen daño no es solo el dolor que sientes en ese momento, si no las cicatrices. Pasa el tiempo y crees que estás bien hasta que algo hace clic y hace que reaparezcan los monstruos, eso que te embruja y hace un hechizo para imbocar los demonios. A veces el peor enemigo de alguien puede ser uno mismo.