No puedo… no soy capaz de olvidarle. Me es imposible no tenerle en mi cabeza constantemente repiqueteando intentando llamar mi atención. Me insiste en que sigue ahí, en que no quiere abandonarme.
Lo sé… sé que es mi imaginación cruel torturándome por mis
anhelos. Pero también soy consciente de que esta obsesión tiene sus razones. Nadie
nunca me había hecho sentir como él. Seguramente muchos piensen que es lo que
se dice siempre… es cierto… cada persona nueva con la que nos enganchamos
pensamos que es la única, que nunca antes había sido igual.
Pero realmente esta vez lo es. Y no puedo quitarme su mirada
de mi cabeza. La siento a cada momento recorriéndome. Siento la sensación de mirarnos
fijamente. Le siento mirándome de arriba a abajo con cierto aire de
provocación, obsceno. Su rostro serio pero diciéndolo todo con su mirada, haciendo
que me sonroje de una manera casi obscena mientras tiemblo con la tensión de
tenerle a apenas unos centímetros de mi.
Recuerdo como me hacía sentir, como sentía cosquillas en mi
vientre cuando notaba su aliento en mi cuello y se acercaba a susurrarme
cualquier cosa. Y tampoco puedo olvidar sus manos, quemándome la piel cuando me
rozaba tan delicadamente que me tomaba por sorpresa porque aparenta todo lo
contrario.
Conseguía alterarme de una manera sorprendente. Sabía
perfectamente cómo ponerme nerviosa. Como mirarme. Sabía cuando estar en
silencio. Y con esos silencios cuantas cosas se sentían, y cuanto nos decíamos.
Yo agachaba la cabeza y me mordía el labio constantemente siendo mi mayor
delator. Eso y mis mejillas. Y si.. mi boca.
Mi respiración acelerada por simplemente por tenerle ahí tan
cerca. Y como apenas conseguía disimular el temblor de mi cuerpo. Como
conseguía hacerme sentir tantas cosas con tan poco. Ese hombre de verdad sabía
crear momentos llenos de tensión sin ni siquiera tocarme. Quién más es capaz de
eso?
Comentarios
Publicar un comentario