Tengo un nudo en la garganta y no puedo quitarme esta
necesidad de desahogarme de alguna manera. Pero siento como si no supiera cómo
decirlo, o como si todo estuviera dicho ya. Tengo constantemente los
sentimientos a flor de piel, dándome la sensación que siento todo más
intensamente que nunca.
Estoy pensativa en todas partes, en mi casa, paseando. Observo todo mi alrededor y no soy capaz de quitármelo
de la cabeza. Como si todo me recordara a él. Como si sus palabras estuvieran
tatuadas en mi mente.
Cualquier pequeño detalle es suficiente para que le
recuerde. Me pregunto constantemente si se acordará de mi, si a él también le
pasará cuando vea algo que tenga que ver conmigo si se preguntará furtivamente
sobre mí.
Pienso en su sonrisa y fantaseo sobre cómo será. Sus
dientes, sus labios. Su mirada es algo que me obsesiona particularmente. Y su
olor. Su cuello. Imaginándome con mi nariz pegada a él aspirando su aroma.
No deja de ser curioso el conocer a alguien en un mundo
virtual y como cogemos esos detalles que desconocemos y jugamos a fantasear.
Imaginarnos como será en realidad. No sé si esto sea bueno o no. Es posible que
no porque crea ideas seguramente equivocadas, pero es tan difícil no hacerlo y
más cuando se hace casi inconscientemente.
Y es que hay personas que con el tiempo va desapareciendo
lentamente su recuerdo pero otras consiguen dejar marcas permanentes.
Sé la realidad y sé lo que hay. No estoy enamorada, no es
ese sentimiento lo que me tiene “atada” a él. Me tiene enganchada todas las
sensaciones que despertó en mí y que ahora no soy capaz de olvidar y que no
dejo de preguntarme si las volveré a sentir. Y aunque suene triste para mi no lo es porque
siento que al menos descubrí que hay una manera de sentir distinta y que a
veces hay que ser valiente y atreverse a vivir algunas cosas aunque estén condenadas
desde un principio. Porque no hay que olvidar que vamos gastando los días y que
puede que no se consiga la felicidad en seguida pero de vez en cuando se nos
brinda un espejismo que si nos abrimos y lo experimentamos podrá significar
algo sobre lo que pensaremos siempre y que recordaremos con un cariño y nostalgia
que siempre nos hará sonreír (y es posible que hasta nos saque alguna
lagrimilla de emoción.
Sé que suelo caer en tópicos pero es mi manera de pensar.
Quizás me persigue siempre la sombra de “El club de los poetas muertos” y el “carpe
diem”, pero pienso y siento así. Muchos días me siento triste pero esa idea de
que hay que vivir cada día intensamente me ayuda a ver las cosas de una manera
distinta y a valorar lo que tengo, que no es poco.
Ahora vienen mis días favoritos. Vienen días de sol, playa,
terrazas, brisas y sonrisas. Días de primavera y próximamente, de verano.
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